LA CUÑA por KAZUO OHNO

Este escrito de Kazuo Ohno me llegó a través de un amigo, fué publicado en Brasil y otro amigo se encargó de su traducción del portugués.
"Dentro del Pasado está el Futuro, y dentro del Futuro , el Pasado. Por más que eso pueda parecer obvio, deberá haber entre ellos, algo que atraviese tanto a uno como al otro. Lo mismo que dentro del Butoh, debería existir algo como una cuña, aquellas, que aparecen en las historias de vampiros. La cuña mía me sale desde la cabeza.
Para mí, mi madre es mi cuña. Es mi madre que transformándose en cuña, hace surgir el Butoh. Mi Butoh no existiría sin eso.
Yo salto con mi madre. Ella acaricia mi cabeza rapada, me da unos golpecitos y por fin golpea. Repite eso varias veces; acaricia, golpetea y pega. No sé si ella se enloquece, o yo la hago enloquecer a la vez... Este juego continúa y se repite infinidad de veces.
Las manos de mi madre , en ese juego, se transforman, no sé cuando y como, en monstruos. Las manos del monstruo me tocan. En ese momento, saltan chispas, que iluminan todo y a todos en el universo. La vida intenta confirmar a la propia vida y volver a las raíces. El día se torna más luminoso, y la tiniebla más oscura. Dentro de la locura, se procesa la Creación, haciendo surgir un Pasado que carga al Futuro. Y mi deseo ardiente de siempre, poder tocar la locura. El Presente es un pasaje infinito que une el Pasado con el Futuro. Y yo estoy parado ahí. El Futuro carga al Pasado y el Pasado carga al Futuro. Y yo estoy estacionado, quieto en medio de todo eso.
¿Qué será lo que nos quiere revelar el primer llanto de aquella vida que acaba de salir del vientre materno? Butoh es el quedar estacionado, y el primer llanto de la criatura que llegó al mundo.
Caminando en las tinieblas experimento un peso y un miedo insoportables. El terror me aplasta. La flaqueza me embota al sentir que no seré capaz, que mis manos no serán suficientes para asegurar todo. Pero en ese instante, siento que existe otro yo. Será realmente otro yo, será la vida de mi madre?
Es mejor tener cuidado, si lo agarras, te puedes quemar, una voz que llega no sé de donde, me alerta. Pero, no consigo evitar de colocar mis manos en el fuego que parte de las tinieblas. Mas en el momento que introduzco mis manos en el fuego, presiento que hay otras además de las mías. Las mías deberían quemarse, pero por más que lo intente, no encuentro ninguna marca de quemadura siquiera.
Una vez mi madre me dijo: -Me dices que vas a seguir cargando el pasado a cuestas, pero piensa que después no vas a poder soportarlo más, el peso te va aplastar, uno sólo basta-. Todas las veces que recuerdo esas palabras, me viene a la memoria la figura de mi madre cuyo hijo carga el pasado a cuestas. Mamá me dice basta uno sólo.
A pesar de haber nacido en una época en que los platos occidentales no eran tan comunes, mi madre sabía preparar coquilles como nadie. A pesar de yo no saber como y donde ella aprendió a tocar koto (una especie de arpa japonesa), ella lo hacía con gran estilo. Tocaba esporadicamente la pieza Rokudan, pero no recuerdo de haberla oído tocar otras piezas.
Recuerdo que una vez, estuvo en casa, un militar y que él le pidió que tocara koto. Yo no sé evaluar si los acordes estaban afinados o no, pero con certeza ví que el visitante había quedado felíz de la vida. Apenas un pequeño acontecimiento cuyo recuerdo, penetra por todos los lados de la existencia.
La madre continúa viva dentro de mí, con aquella misma figura deformada y desgastada".

Comentarios