MÁS RECUERDOS

Una casa, la luna llena, el camino en subida, las cañas de bambú. El estudio del maestro Kazuo Ohno. Un mapa para poder llegar...

Son las 7.30pm y abro la puerta. Es la primera vez que llego? Se confunden los recuerdos. No, no es la primera vez.
Entro y voy directo al fondo, donde está el vestuario. Dejo mis pertenencias, me quito el jean y la remera y vuelvo al salón. Me tiro al piso y espero.
El maestro Kazuo Ohno llegará más tarde con su asistente.
Los alumnos comienzan a llegar. De España, de Francia, de Amsterdam, de EEUU y yo de Buenos Aires, Argentina.
Todos en busca de la "piedra filosofal".
Cuando el maestro entra se sienta en su silla. ¿Algo similar a un tatami? Bueno una silla bajita, como usan los monjes budistas. Todos a su alrededor esperando las palabras mágicas. Su asistente traduce al inglés. Por suerte para mí hay un estudiante español que vive hace varios años en Japón y me traduce todo al español.
Es una charla, un monólogo, donde desentraña su historia, su vida y la traduce en danza.
Hoy la vida y la muerte. La danza "Admirando a La Argentina" y su experiencia en el teatro San Martín.
Cuenta el maestro -"cuando salí al escenario había 2000 espectadores vivos y 2000 espectadores muertos y me pregunté para quien voy a bailar. No puedo bailar sólo para los espectadores vivos, pues los muertos también me vinieron a ver. Así decidí bailar para todos, para los vivos y para los muertos"-
Su charla se extiende sobre su experiencia con seres muertos en otros espacios, en otros países.
Llegó el momento de la improvisación. Su asistente pone música y nuestra tarea es sentados en el piso, lograr que esos seres muertos nos levanten.
No sé quien o quienes me levantaron, pero despegué del piso con suavidad.
Imaginación? Energía? Espíritus?
Piensa lo que quieras.

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